La ofrenda a la Virgen de los Desamparados, la patrona de Valencia,
viene celebrándose desde 1945. Actualmente, debido a la gran afluencia
de falleras que acuden con sus respectivas comisiones a depositar su
ramo de flores a la patrona de la ciudad, tiene lugar durante dos días
consecutivos, el 17 y el 18 de marzo.
Durante estos días, cada fallera acude a la plaza de la Virgen
portando un ramo de flores. Allí se instala una gigantesca figura de la
Virgen de los Desamparados y los “vestidores” de la Virgen son los
encargados de ir confeccionando un tapiz con los ramos, que formará el
manto de la Virgen. El diseño de este manto, así como los colores,
cambia cada año.
Éste es quizás uno de los actos más emotivos de la semana fallera,
ya que las falleras viven con emoción su entrada a la Plaza de la
Virgen, donde contemplan la figura de su patrona y contribuyen con su
ramo a crear un elegante y vistoso manto.
De especial emoción resulta, si cabe, para la Fallera Mayor, pues al
tiempo que entra en la plaza se puede escuchar su nombre por los
altavoces que radian el acto a los pies de la figura de nuestra patrona.
Detrás de ella hace su entrada en la plaza la canastilla de flores
que ofrenda toda la comisión, que los falleros, ya sea ataviados con el
traje de torrentí, de saragüell o antaño con el traje negro de Junta
Central Fallera, bailan al son de la música entonada por la banda que
nos acompaña en nuestro recorrido desde que salimos del casal.
Muchas veces, la levantan a pulso rindiendo así homenaje a la
Virgen. Esta canastilla permanece junto a la figura de nuestra patrona
durante varios días, para que pueda ser apreciada por toda persona que
tenga el gusto de acercarse a la plaza.Volver a citas imprescindibles
