Bienvenidos a la web de la Falla Plaza del Pilar

El casal

En el bajo del número 30 de la Calle Maldonado, en el centro de Valencia, se encuentra el Casal de la Falla del Pilar, a pocos metros de la plaza donde se planta la falla. Aunque nuestras abuelas la conocían como “Carrer Ample” (Calle Ancha), la calle Maldonado es, para los estándares actuales, un callejón estrecho y retorcido, que conduce al Mercado Central. En un recoveco de esta calle, en el bajo de una finca no muy integrada en el entorno (por decirlo de alguna forma), la Falla del Pilar posee desde 1974 un local en el que los falleros trabajamos, nos reunimos, comemos, organizamos fiestas, campeonatos y eventos, ensayamos, hacemos decorados y vestuarios, jugamos al truc, al dominó, al bingo o a lo que se tercie, guardamos nuestros más preciados estandartes y trofeos, quedamos con los amigos, vemos los partidos del Valencia, hacemos cuentas, discutimos, celebramos las victorias y, en fin, para qué seguir, echamos en ocasiones más horas que en casa.

El local tiene un pequeño despacho, donde se trabaja y se atiende en horario de oficina a nuestros Falleros de Honor de toda España. Los medios técnicos no son deslumbrantes pero se aprovechan al máximo. También dispone de una cocina aún más pequeña que el despacho y aún más aprovechada. Por supuesto una barra, con grifo de cerveza y máquina de café. Y también un escenario en el que se realizan los actos protocolarios, se pone el Belén en Navidad, suena la música en las noches de Fallas y se realizan todo tipo de espectáculos.

La parte principal del Casal es el salón, donde las mesas y las sillas cambian de posición cientos de veces a lo largo del año. Decoran sus paredes las fotografías de las 14 fallas que han ganado el primer premio de Sección Especial, y los estandartes que lo acreditan; otra pared la ocupa una gran vitrina llena de libros y recuerdos. Así es nuestro Casal, la casa que nos cobija desde hace más de 30 años, en los que ha sido también testigo de bodas y bautizos, fiestas multitudinarias y horas y horas de reuniones y de silencioso trabajo. 

Queremos también aprovechar este espacio para agradecer al vecindario su paciencia y su tolerancia, ya que aunque hemos intentado siempre molestar lo menos posible, con tal cantidad de gente y tantas actividades a deshora las molestias son inevitables. Esperamos que nos disculpen y que podamos solucionar todos los problemas con diálogo y una buena relación.